lunes, 22 de febrero de 2010

La última zalema solar

Aquel que en la lontananza erguido por naturaleza alza sus ramas hacia el cielo en un infinito intento por alcanzarle, lanza sus últimas plegarias hacia él pues su vida le es arrebatada por la caprichosa necesidad de un salvaje animal que ha decidido que su existencia es un inconveniente para su anti ecologista progreso.

Aquel que en mudo llanto ruega al impiadoso cielo dejarse tan siquiera rozar como última voluntad, recibe como único tributo la bendición del dios sol pues luego de días oculto tras el manto grisáceo de las intangibles nubes decide mostrarse y honrarlo con las que serán sus últimas caricias solares.

Aquel día se extinguió la vida de aquel Eucalyptus camaldulensis Dehn, más longevo incluso que los primeros pobladores de las tierras que dominaba desde sus altas copas.